2ª Epístola de Pablo a los corintios
Nueva Versión Internacional (NVI)
Capítulo
5
Nuestra morada celestial
1
De hecho, sabemos que si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace,
tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por
manos humanas. 2 Mientras tanto suspiramos, anhelando ser revestidos de nuestra
morada celestial, 3 porque cuando seamos revestidos, no se nos hallará
desnudos. (Les hace suponer que esto es verdad,
solo porque Saulo lo dice de sí mismo. Pero solo son palabras, que
apresurada mente sus seguidores dan por ciertas, para su desventura. Al aceptar esta esperanza, que
Dios mismo les tiene una casa celestial, a los seguidores de Saulo, no se dan
cuenta que aceptan que su grandioso Maestro viene de parte de Dios y sus
enseñanzas son palabras de Dios. Les inyecta el veneno con anestesia, les
inyecta su mentira, unida a la esperanza verdadera de sus seguidores.) 4
Realmente, vivimos en esta tienda de campaña, suspirando y agobiados, pues no
deseamos ser desvestidos sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por
la vida. 5 Es Dios quien nos ha hecho para este fin y nos ha dado su Espíritu
como garantía de sus promesas. 6 Por eso mantenemos siempre la confianza,
aunque sabemos que mientras vivamos en este cuerpo estaremos alejados del
Señor. (Les vende Saulo, el vendedor más grande
del mundo, la esperanza en un mañana perfecto, sin muerte, en el reino de Dios,
en el reino de Jesús, si siguen sus enseñanzas, si aceptan sus enseñanzas como
de Dios, si ellos son de Saulo. Les vende palabras, solo palabras, que miles de
millones de incautos seres humanos, han comprado, sin darse cuenta que solo es
una bien elaborada estafa. Porque a la verdad hay un mañana sin muerte, un
mañana perfecto, pero solo para los cristianos que no traspasen las enseñanzas
de Jesús, para los vencedores de las falacias del anticristo, nunca para los
seguidores del grandioso Saulo.) 7 Vivimos por fe, no por vista. 8
Así que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y
vivir junto al Señor. 9 Por eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos
en nuestro cuerpo o que lo hayamos dejado. 10 Porque es necesario que todos
comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le
corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo. (Contradice su propia enseñanza de que es por fe y no
por obras la salvación. En este mismo párrafo afirma que vive por fe, pero que
al final cada uno va a recibir según lo bueno o malo que haya hecho mientras
vivió en su cuerpo. Han llegado, sus extraviados seguidores, a seguirle el
juego de tal forma, que argumentan que después de decir que Jesús es Dios, el
hombre puede hacer los pecados que quiera, y solo saldrá perjudicado en que no
recibirá muchos premios, muchas coronas, pero que haga lo que haga, Jesús ya
pagó por su salvación y ya es salvo, haga lo que haga. Estas falacias, son la
cosecha de los hijos de Saulo, la grandiosa confusión de la teología de la gran
Babilonia, la del césar espiritual, la de los seguidores del emperador romano
espiritual, el grandioso Saulo.)
El ministerio de la reconciliación
11
Por tanto, como sabemos lo que es temer al Señor, tratamos de persuadir a
todos, aunque para Dios es evidente lo que somos, (claro
que sí, es demasiado evidente, que estas frases solo son escritas para engañar
a sus lectores. Lo extraño es que no desconfíen, de quien se atreve a escribir,
en contra de toda sabiduría, y reciban como si fueran de Dios, esas
afirmaciones totalmente falaces. Demasiado engreído Saulo, al decir que ellos sí saben lo que es temer al
Señor. Es lo mismo que declararse santos, libres de todo pecado, es ser
fariseos hipócritas al máximo. Se engañan
a sí mismos sus ingenuos seguidores, con palabras vacías, cuya veracidad
nadie puede comprobar. Son palabras, que los angustiados humanos desearían
escuchar, para sentirse protegidos y seguros con la santidad alardeada de su
falaz líder. Todo el que conozca bien las enseñanzas de Jesús, está seguro que
el cristiano verdadero jamás dirá disparates como estos. Saulo eleva más aún el
nivel de engaño, con esta frase que para Dios es evidente que ellos son santos.
Saulo, demasiado engreído y sus
seguidores demasiado crédulos, afanosos de creerle a cualquier bufón, que les
diga que viene de parte de Dios mismo, que Dios aprueba su santidad. Y le creen
al grandioso embaucador, como estaba escrito de los que se extraviaron, y
traspasaron las enseñanzas de Jesús, añadiéndoles enseñanzas de hombres, para
adorarlas como palabras de Dios.) Y espero que también lo sea para
la conciencia de ustedes. 12 No buscamos el recomendarnos otra vez a ustedes,
sino que les damos una oportunidad de sentirse orgullosos de nosotros, para que
tengan con qué responder a los que se dejan llevar por las apariencias y no por
lo que hay dentro del corazón. (Saulo insiste en
eso de darles una “inmerecida oportunidad” de enorgullecerse de él, el muy
arrogante, con aires de superioridad. Sobre todo enorgullecerse, que están anti
cristiano. Insiste en que sean las conciencias románticas, de sus seguidores,
quienes les allanen el sendero, para que las multitudes les crean sus falacias,
de generación en generación, “de
ingenuos”. Insiste, como siempre, el astuto Saulo, en recomendarse a sí mismo,
en la misma frase que niega estar recomendándose a sí mismo, y de paso acepta
que veces antes, si se había recomendado a sí mismo. Recomendarse a sí mismo en
sí no es un delito, pero es inaceptable en el sendero de la sabiduría, y el
mismo Jesús advirtió de quienes dan testimonio de sí mismos, que buscan su
propia gloria y no dicen la verdad. Ese Saulo es el más consumado maestro de la
falacia que haya pisado la faz de la tierra. No por nada, en verdad, es el
antagonista de Jesús en las mentes de los cristianos, el probador, el despiadado
asesino de almas. ¿Cómo Puede ser que no
se den cuenta, sus adormecidos seguidores, que le están recibiendo estas
palabras vacías y vanas, para adorarlas, como palabra de Dios, igual que a las
altísimas palabras de Jesús?) 13 Si estamos locos, es por Dios; y si
estamos cuerdos, es por ustedes. (Son palabras,
tramadoras, sensibleras, dedicadas a atar los corazones ilusos de sus
seguidores, pero en realidad solo son palabras inútiles, redundantes, palabras
que a nada llevan, palabras que aparentemente lisonjean a sus seguidores, pero
en realidad los confunden, los enredan en temas sin la más mínima importancia
para la salvación de las almas.)
14
El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por
todos, y por consiguiente todos murieron. 15 Y él murió por todos, para que los
que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue
resucitado. 16 Así que de ahora en adelante no consideramos a nadie según
criterios meramente humanos. Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya
no lo conocemos así. (Aquí les dice que él,
Saulo, conoce a Cristo de una forma no humana, por lo tanto es de una forma
celestial que lo conoce. Dando a entender, que los que reciban sus enseñanzas,
también conocerán a Cristo, de la misma forma celestial. El muy falaz.)
17 Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha
pasado, ha llegado ya lo nuevo! 18 Todo esto proviene de Dios, quien por medio
de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la
reconciliación: 19 esto es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo
consigo mismo, no tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el
mensaje de la reconciliación. 20 Así que somos embajadores de Cristo, como si
Dios los exhortara a ustedes por medio de nosotros: «En nombre de Cristo les
rogamos que se reconcilien con Dios.» (Este es
un precioso párrafo humano, pero al final, El sagaz Saulo, lo usa para dar
testimonio de sí mismo tres veces; pues les hace creer a sus seguidores, que el
ministerio de la reconciliación lo reciben a través de Saulo, les dice que es
embajador de Cristo, es decir su representante, y que Dios lo usa para
exhortarlos a ellos, a sus seguidores. Todas estas son palabras que dice Saulo
de sí mismo unido a promesas y esperanzas del reino de Dios, lo que lo hace el más grande
traficante de la fe. Es el lobo romano vestido de oveja israelita. Es muy zorro.)
21 Al que no cometió pecado
alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en él recibiéramos la
justicia de Dios.