1 Corintios 6
Nueva
Versión Internacional (NVI)
Pleitos entre creyentes
1 Si alguno de ustedes
tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a presentar demanda ante los
inconversos, en vez de acudir a los creyentes? 2 ¿Acaso no saben que los
creyentes juzgarán al mundo? Y si ustedes han de juzgar al mundo, ¿cómo no van
a ser capaces de juzgar casos insignificantes? 3 ¿No saben que aun a los
ángeles los juzgaremos? ¡Cuánto más los asuntos de esta vida! 4 Por tanto, si
tienen pleitos sobre tales asuntos, ¿cómo es que nombran como jueces a los que
no cuentan para nada ante la iglesia? 5 Digo esto para que les dé vergüenza.
¿Acaso no hay entre ustedes nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito
entre creyentes? 6 Al contrario, un hermano demanda a otro, ¡y esto ante los
incrédulos! (Esto es exactamente lo que hizo el mismo Pablo, al apelar al César, cuando era juzgado ante
Festo, apeló al juicio del emperador romano, para que un vil emperador le
hiciera justicia. No aceptando la voluntad divina, y luego viene y les hace
sentir culpables de esto mismo que él hace, y lo toma como algo normal para sí
mismo, pues es un ciudadano romano. Él es el César espiritual, el emperador
romano espiritual, el verdadero antagonista de Jesús, el hijo del diablo, el
falso profeta del que habló el apocalipsis, el verdadero gran anticristo. Pero
esto no es lo peor. Lo peor es que les
hace creer a sus extraviados seguidores,
que las enseñanzas de Jesús sobre el vital tema de no juzgar a los demás, no tienen
valor alguno, que pueden juzgar, que
Jesús se equivocó. Les hace creer que pueden
levantarse como jueces de los demás, sin caer sobre la sentencia, que
con la vara que midas serás medido, y
que uno no es nadie para juzgar, que uno no puede tratar de sacar ninguna paja
del ojo ajeno, pues todos tenemos viga en
el propio. Cuando un hombre verdaderamente es un poquito sabio, que es
lo máximo que podemos ser, porque nadie es muy
sabio, entonces ese hombre ve los errores de los demás con tanta
misericordia, que no los juzga, sino que ve cómo ayudar, en vez de levantar tribunales y juicios públicos
y humillar y exponer a los pecadores.
Cuán lejos están estas, de ser palabras de Dios. Los extraviados
seguidores de este gran artista del
engaño y de las falacias, realmente se dejaron meter el dedo en la boca y no se dieron cuenta.)
7 En realidad, ya es
una grave falla el solo hecho de que haya pleitos entre ustedes. ¿No sería
mejor soportar la injusticia? ¿No sería mejor dejar que los defrauden? 8 Lejos
de eso, son ustedes los que defraudan y cometen injusticias, ¡y conste que se
trata de sus hermanos! 9 ¿No saben que los malvados no heredarán el reino de
Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los
adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, 10 ni los ladrones,
ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores
heredarán el reino de Dios. 11 Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido
lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del
Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
(Se va lanza
en ristre contra todos los de la
iglesia, por culpa de algunos que habían
fallado. Generaliza y juzga a toda la iglesia, por los que estaban en
situaciones de pecado. Golpea a la iglesia por los errores de una minoría.
Pablo es el acusador de nuestros hermanos, así como Moisés es el acusador del
pueblo de Israel. El acusador siempre es el espíritu satánico y el defensor siempre es el Espíritu Santo. Por estas desafortunadas
enseñanzas, la iglesia cristiana ha estado cautiva de estas malas prácticas de
juzgar, acusar, expulsar, no tolerar, no ayudar a los caídos, desde hace dos
mil largos años. Cada que un cristiano, de buena fe, pero equivocadamente, ha
repetido estas supuestas enseñanzas de Dios, entonces parece que está dentro
del grupo de los perfectos, que sí van a entrar al reino de Dios, y al repetir
estas enseñanzas, a su vez, juzga a sus hermanos que están caídos en des-gracia, tratando de superar sus
debilidades y esperando, ayuda de los supuestamente mejores. Sólo con
misericordia interior se puede ayudar a la oveja caída en el lodo. Este juicio
intolerante, ha sucedido miles de millones de veces, en estos dos mil años, en todo el mundo, cada
que es leído, cada que es enseñado, cada que es aplicado. Como todo buen fariseo, el falso profeta Pablo, obliga a sus
seguidores a aparentar santidad y les hace sufrir, temiendo que por sus errores
el Señor los va a rechazar el día del juicio. Aún después de recibir a Jesús,
hemos sido pecadores, según las enseñanzas de Jesús, no hemos dejado de pecar
cien por ciento, pues es imposible, con lo que Pablo, condena en estas frases a
todo el cristianismo mundial, a ser totalmente perfectos, so pena de no entrar
al reino de Dios. Volvieron con Pablo,
los fariseos a sabotear las enseñanzas de Jesús, se han metido adentro del
cristianismo. Vuelve el juicio y mata la
misericordia de los cristianos, extraviados por las falacias del falso profeta,
aquel del que tanto se ha hablado en el
apocalipsis.)
La inmoralidad
sexual
12 «Todo me está
permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no
dejaré que nada me domine. 13 «Los alimentos son para el estómago y el estómago
para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es
para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 14
Con su poder Dios resucitó al Señor, y nos resucitará también a nosotros. 15
¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los
miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás! 16 ¿No saben que el
que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice:
«Los dos llegarán a ser un solo cuerpo.» 17 Pero el que se une al Señor se hace
uno con él en espíritu. 18 Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás
pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete
inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. 19 ¿Acaso no saben que su
cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han
recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; 20 fueron
comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a Dios.
(Este párrafo
contiene verdades, pero también
imprecisiones, y en ellas es que tropiezan y se extravían
los seguidores del gran profeta del engaño. No es el cuerpo el que es
templo del Espíritu Santo, sino el alma. La que debe estar limpia es el alma,
lo que debemos cuidar es el alma. Aún con Espíritu Santo, el cuerpo muere, pero
el alma no muere. Jesús enseña que no temamos a los que matan el cuerpo, que el alma no la pueden matar.
Pablo, con sus errores, extravía a los cristianos de las enseñanzas de Jesús.
No somos cuerpos, sino almas que habitamos cuerpos corruptibles. No hay
cuerpos incorruptibles, excepción del cuerpo de Jesús. Por tanto todos los
pecados que una persona comete quedan en
ella, en su alma. Esto termina siendo una trampa para dar más importancia al
cuerpo de la que realmente tiene. Así
mismo nos hacemos una sola carne con las mujeres, pero jamás una sola alma. Por
eso el día del juicio no seremos
juzgados por parejas sino como individuos. Si el cuerpo fuera el templo del
Espíritu Santo, los casados irían por
parejas, ya al cielo, ya al infierno, y no se cumpliría lo que dijo Jesús, que
estarán dos en una misma cama, uno será tomado
y otro será dejado. Si el cuerpo fuera templo del Espíritu Santo, los
cuerpos feos o imperfectos, no
pudieran recibir la perfección. Este es
otro tropezadero, por las frases de difícil inteligencia del profeta usurpador,
de aquel que reciben como su Dios, y sus palabras son aceptadas como habladas
por Dios, y a sus cartas les dicen palabra de Dios. Si veo a Pablo como hombre,
aprendo de sus genialidades y no le
presto importancia a sus errores, es un hombre, es normal que se equivoque. Pero
si me dicen que debo aceptar sus palabras como de Dios, entonces es aquella
abominable desolación que está usurpando el lugar santo, de la que se habló
en el apocalipsis. Pero sigo viendo y
apreciando a Pablo como un gran ser
humano, ni más ni menos. Este estudio no es para descalificarlo como un
gran ser humano, el cual sí es, sino
para que entiendan que no es Dios, ni sus palabras valen lo mismo que
las de Jesús, como el mismo Pablo ha pretendido.)