Epístola de Pablo a los gálatas
Nueva Versión Internacional (NVI)
Capítulo
5
Libertad
en Cristo
1
Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse
firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud. 2 Escuchen
bien: yo, Pablo, (Ego al máximo, totalmente contrario a las
enseñanzas de Jesús. Centra la atención de los lectores en él, no en Jesús. Es
atrevido y audaz. Si aceptan que este “yo Pablo” es palabra de Dios, están
aceptando a Pablo al lado de Jesús en su trono, en igualdad de divinidad con
Jesús. Es la abominable desolación en el lugar que no debe.) les digo que,
si se hacen circuncidar, Cristo no les servirá de nada. 3 De nuevo declaro que
todo el que se hace circuncidar está obligado a practicar toda la ley. 4
Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley han roto
con Cristo; han caído de la gracia. (Esto es mentira. Una persona se puede
circuncidar y luego ver que eso no es algo importante y Cristo si llegar a servirle
para salvación de su alma, aunque su cuerpo
esté circuncidado. Es mentira, además, que el que se circuncide esté
obligado a practicar toda la ley. Cualquiera se puede circuncidar en un momento
pensando que sea algo necesario, pero luego dejar de lado esos ensayos, y
centrarse en las palabras del evangelio de Jesús.) 5 Nosotros, en
cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos con ansias la
justicia que es nuestra esperanza. 6 En Cristo Jesús de nada vale estar o no
estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor. (Obviamente
se ve que hay un interés de desviar a los lectores, a que crean que es la fe, por
medio del espíritu que Saulo les trae, en nombre de Jesús, en las enseñanzas de
Saulo, que se tiene esa esperanza. Saulo por eso dice que ellos por obra del
espíritu y mediante la fe……)
7
Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer
a la verdad? (Les está recriminando, una vez más, de muchas
reciminaciones, que no sigan las enseñanzas de Saulo, como la verdad total, que
no crean que deban ir a Jesús a través de Saulo. Saulo les vende la idea que
fueron alejados, extraviados de la verdad de Saulo.) 8 Tal
instigación no puede venir de Dios, que es quien los ha llamado. (Saulo es
el verdadero instigador, con estas epístolas.)
9
«Un poco de levadura fermenta toda la masa». 10 Yo por mi parte confío en el
Señor que ustedes no pensarán de otra manera. El que los está perturbando será
castigado, sea quien sea. 11 Hermanos, si es verdad que yo todavía predico la
circuncisión, ¿por qué se me sigue persiguiendo? Si tal fuera mi predicación,
la cruz no ofendería tanto. 12 ¡Ojalá que esos instigadores acabaran por
mutilarse del todo! (estás frases no pueden ser palabra de Dios. Mucho
menos del Dios del amor. Ni proceden de la paciencia, ni de la comprensión, ni
del perdón, y toda esta bajeza humana la compran los lectores de Saulo como
enseñanzas altísimas, absolutas, incuestionables y sagradas. Que ingenuidad. En
realidad son palabras de un individuo humano enardecido y llevado de bajas pasiones, que desea que
sus contradictores sean violentados.)
13
Les hablo así, hermanos, porque ustedes han sido llamados a ser libres; pero no
se valgan de esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien
sírvanse unos a otros con amor. 14 En efecto, toda la ley se resume en un solo
mandamiento: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». (Saulo se
equivoca en esta enseñanza humana, no previó que esta ley de Moisés era
imperfecta, puesto que quien se ame mal a sí mismo, ¿entonces tiene licencia de
amar mal a los demás? Quien no se ame a sí mismo, quien tenga baja autoestima,
quien aborrece su vida, y hay muchos así, ¿entonces debe “amar” igual de mal a
su prójimo? Esta ley de amar al prójimo “como a sí mismo”, no es lo mismo que aquella
que dice que con la medida con que midieres seréis medidos, de Jesús. La ley
perfecta la enseñó Jesús cuando enseñó: ámense los unos a los otros, pero no
como se aman a sí mismos, sino como Jesús los ha amado, es decir: ámense de una
forma perfecta. No esa forma imperfecta y egoísta de amar que conocen en el
mundo. Esto de amar como Jesús, no como nos amamos ahora a nosotros mismos, es
otra ley superior y no la ley de Moisés y de Saulo, que están comiendo como
palabras de Dios mismo.) 15 Pero, si siguen mordiéndose y
devorándose, tengan cuidado, no sea que acaben por destruirse unos a otros.
La
vida por el Espíritu
16
Así que les digo: Vivan por el Espíritu, y no seguirán los deseos de la
naturaleza pecaminosa. 17 Porque esta desea lo que es contrario al Espíritu, y
el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de
modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren. 18 Pero, si los guía el
Espíritu, no están bajo la ley. (Saulo escribe verdad en estos párrafos.) 19 Las obras
de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y
libertinaje; 20 idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira,
rivalidades, disensiones, sectarismos 21 y envidia; borracheras, orgías, y
otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que
practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. (Saulo es
magistral sobre las obras de la naturaleza pecaminosa, las describe tan
precisas, como directo conocedor. Pero traspasa las enseñanzas de Jesús, puesto
que todos hemos practicado tales cosas, aún después de arrepentirnos de
haberlas hecho. Esos hechos malos no dejan de estar en nuestro pasado, ni en
nuestro presente. Cada que usted repite un pecado, lo convierte en un evento
más de una práctica que es de por sí, continua. Así todos los pecados son una
práctica continua. Cuando usted conoce que no debe hacer algo y lo hace, así es
como pecamos todos los cristianos. Y si alguno peca, abogado tenemos para con
el Padre, Jesucristo. Según enseña Juan en su epístola. Esta frase de Saulo es
una trampa para desanimar a los cristianos y no es verdadera. A pesar de los
pecados repetidos, uno debe tener perseverancia, en hacer el bien y en
arrepentirse. Vencer con el bien el mal, según las propias palabras de Saulo. No
desanimarse porque nunca va a ser perfecto y, según Saulo, no entrará en el
reino de Dios.)
22
En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad,
bondad, fidelidad, 23 humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas
cosas. 24 Los que son de Cristo Jesús han crucificado la naturaleza pecaminosa,
con sus pasiones y deseos. 25 Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por
el Espíritu. 26 No dejemos que la vanidad nos lleve a irritarnos y a
envidiarnos unos a otros. (Esta es una de las enseñanzas de Saulo que más me
ha fascinado y que ha quedado grabada en mi mente. Me parece verdadera y muy
alta en sabiduría, casi sublime. Obviamente, no creo que por ser sublime, y por
ser verdadera, y por estar en mi mente, sea palabra de Dios sagrada. Es palabra
sabia de Saulo. Nada más.)