2ª Epístola de Pablo a los corintios
Nueva Versión Internacional (NVI)
Capítulo
3
1
¿Acaso comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? (Al decir “otra vez” reconoce que ya antes ha incurrido
en recomendarse a sí mismo. Pero todo el tiempo este astuto tramador
de mentes humanas, está dando testimonio de sí mismo, pues no tiene el
testimonio de Dios, por lo que recomendarse a sí mismo, es su única alternativa
para convencer a los seres humanos, que él sí es enviado de Dios, con supuesta autoridad
celestial. El que de sí mismo da testimonio, busca su propia gloria y no es
veraz, enseñó Jesús, que también nos avisó que otro vendría en su propio nombre
y a ese sí le creeríais. Vino Saulo, en
su propio nombre, y miles de millones de cristianos, se dejaron
extraviar por sus seducciones y sus falacias, según estaba anunciado de él.) ¿O acaso tenemos que presentarles o pedirles a
ustedes cartas de recomendación, como hacen algunos? (Astuta falacia de Saulo, que induce a sus seguidores, de todos los
tiempos, a aceptar la falaz autoridad de Saulo en su supuesto reino de los Cielos.
Además usa de nuevo la acusación, a indeterminados predicadores, que pedían
cartas de recomendación en papel y tinta, para que no sospechen sus ingenuos
seguidores, que él, Saulo el grande, necesite ser recomendado precisamente por
sus seguidores. Sin ser recomendado Saulo, dos mil años después, nada tendría
de su poder fraudulento. Saulo está obteniendo la recomendación espiritual de
sus seguidores con frases astutas. Saulo consigue, que sus seguidores
recomienden a otros cristianos, la veracidad de las enseñanzas del anticristo,
y su aceptación como palabras de Dios. Nada más y nada menos. Por recomendación
de unos a otros ha prosperado su engaño por dos mil largos años.) 2
Ustedes mismos son nuestra carta, escrita en nuestro corazón, conocida y leída
por todos. 3 Es evidente que ustedes son una carta de Cristo, expedida por
nosotros, escrita no con tinta sino con el Espíritu del Dios viviente; no en
tablas de piedra sino en tablas de carne, en los corazones. (El compra la atención de sus seguidores con argumentos
emocionales, los ata con lazos sensibleros. Logra ser aceptado por sus
seguidores con frases sin valor, ni posibilidad de ser comprobadas. A los
seguidores de Saulo nadie les puede garantizar, que Jesús va a aceptar el día
del juicio, esta frase, que ellos son carta de Saulo, ante Jesús, para que los
seguidores del gran Saulo, puedan entrar al reino de los Cielos, con esa falaz
carta de recomendación. Pero de esta frase se amarran emocionados sus seguidores,
para creer que si podrán ser recomendados por Saulo el día del juicio, para su
eventual salvación. Son los de Saulo. Son los ingenuos, son los extraviados,
son los que lo van a seguir, arrojados a las tinieblas exteriores, donde habrá
llanto y crujir de dientes. Ver Mateo 22:1-13)
4
Ésta es la confianza que delante de Dios tenemos por medio de Cristo. 5 No es
que nos consideremos competentes en nosotros mismos. Nuestra capacidad viene de
Dios. 6 Él nos ha capacitado para ser servidores de un nuevo pacto, no el de la
letra sino el del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida. (Todo esto es inventado por Saulo. Pero sus ingenuos
seguidores le creen, porque lo reciben escrito, añadido a los cuatro
evangelios. Es un poderoso engaño, pero no imposible de vencer. A fuerza de
repetir, una y otra vez, las falacias, estas son aceptadas como verdades
divinas en los corazones de sus seguidores, los cautivos de la Babilonia
espiritual del gran Saulo. Aceptan de buen grado que Saulo viene directamente de
parte de Dios, capacitado y autorizado,
por Dios para complementar las enseñanzas del cristianismo. Al terminar la
frase, anexa el artista del engaño, algunas frases sin sentido para el párrafo,
con lo que los aleje de toda lógica, aceptando sus enseñanzas desconcertados.
Les dice que la letra mata, pero el espíritu da la vida. Se los gana con
falacias audaces. Obviamente la letra de Saulo mata. Pero el Espíritu de los
cuatro evangelios da la vida.)
La
gloria del nuevo pacto
7
El ministerio que causaba muerte, el que estaba grabado con letras en piedra,
fue tan glorioso que los israelitas no podían mirar la cara de Moisés debido a
la gloria que se reflejaba en su rostro, la cual ya se estaba extinguiendo. 8
Pues bien, si aquel ministerio fue así, ¿no será todavía más glorioso el
ministerio del Espíritu? 9 Si es glorioso el ministerio que trae condenación,
¡cuánto más glorioso será el ministerio que trae la justicia! 10 En efecto, lo
que fue glorioso ya no lo es, si se le compara con esta excelsa gloria. 11 Y si
vino con gloria lo que ya se estaba extinguiendo, ¡cuánto mayor será la gloria
de lo que permanece! 12 Así que, como tenemos tal esperanza, actuamos con plena
confianza. 13 No hacemos como Moisés, quien se ponía un velo sobre el rostro
para que los israelitas no vieran el fin del resplandor que se iba
extinguiendo. (El resplandor no se estaba
extinguiendo, Moisés usaba un velo para que lo israelitas no fueran
encandilados y lo pudieran ver. Saulo usa los hechos forzada mente para
argumentar a su acomodo, para tramar a sus seguidores con sus falacias. Desde
que moisés bajó del monte la segunda vez, con las tablas de la Ley, tenía que
usar el velo en su rostro, no porque se estuviera extinguiendo el resplandor desde el principio, sino porque no
lo podían mirar cara a cara, pues los
encandilaba. En el antiguo testamento no dice que el resplandor se estuviera
extinguiendo. Es un audaz y atrevido embaucador.) 14 Sin embargo, la
mente de ellos se embotó, de modo que hasta el día de hoy tienen puesto el
mismo velo al leer el antiguo pacto. El velo no les ha sido quitado, porque
sólo se quita en Cristo. 15 Hasta el día de hoy, siempre que leen a Moisés, un
velo les cubre el corazón. (Esto es verdad, pero
es también verdad que cada que leen a
Saulo, el velo vuelve a quedar en su lugar y no se dan cuenta.) 16
Pero cada vez que alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado. 17 Ahora
bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay
libertad. 18 Así, todos nosotros, que con el rostro descubierto reflejamos como
en un espejo la gloria del Señor, somos transformados a su semejanza con más y
más gloria por la acción del Señor, que es el Espíritu. (El anticristo les engaña al decirles a sus seguidores
que él, y los suyos, los que sean sus
discípulos, con el rostro descubierto, reflejan la gloria del Señor. Cuando es
todo lo contrario, reflejan la gloria humana y pasajera de las enseñanzas
humanas de Saulo. Esto es pisar encima de lo sagrado de la gloria del Señor. Es
profanar lo sagrado de la gloria de Jesús.)