1 Corintios 12
Nueva Versión Internacional (NVI)
Los dones espirituales
1 En cuanto a los
dones espirituales, hermanos, quiero que entiendan bien este asunto. 2 Ustedes
saben que cuando eran paganos se dejaban arrastrar hacia los ídolos mudos. 3
Por eso les advierto que nadie que esté
hablando por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús; ni nadie puede decir:
«Jesús es el Señor» sino por el Espíritu Santo. (Los
demonios decían de Jesús que era el Señor, Jesús es “su” Señor también, porque
Jesús es Señor de todos y de todo, y era por eso que siempre que los espíritus
impuros lo veían, de inmediato se postraban delante de Él y le rendían
pleitesía, cuando Jesús estaba en la Tierra. Según el evangelio, los demonios
jamás maldijeron a Jesús, lo respetaron, aceptaron su autoridad, no profirieron ni una palabra
injuriosa contra Jesús. Los demonios le obedecían en todo a Jesús, no lo
insultaban, eran dóciles con él, ante quien se postraban con reverencia, no
eran ni una vez rebeldes contra su autoridad. ¿Quién, entonces, sí puede
maldecir a Jesús? El ser humano puede blasfemar de Jesús y aun así puede arrepentirse de haberlo hecho, y le
será perdonado, según enseñó Jesús. Esta frase del gran artista de la falacia, es
un lazo para atrapar incautos, que tan fácil enseña mentiras y se las han
creído por siglos los ingenuos seguidores del gran Saulo. Como logra que los
extraviados no detecten bien a los espíritus impuros.) 4 Ahora bien, hay diversos dones, pero un
mismo Espíritu. 5 Hay diversas maneras de servir, pero un mismo Señor. 6 Hay
diversas funciones, pero es un mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
7 A cada uno se le da una manifestación
especial del Espíritu para el bien de los demás. 8 A unos Dios les da por el
Espíritu palabra de sabiduría; a otros, por el mismo Espíritu, palabra de
conocimiento; 9 a otros, fe por medio del mismo Espíritu; a otros, y por ese
mismo Espíritu, dones para sanar enfermos; 10 a otros, poderes milagrosos; a
otros, profecía; a otros, el discernir espíritus; a otros, el hablar en
diversas lenguas; y a otros, el interpretar lenguas. 11 Todo esto lo hace un
mismo y único Espíritu, quien reparte a cada uno según él lo determina. (Falacia, el Espíritu Santo da a todos lo mismo, da el
Espíritu Santo, nada más. Esto es un enredo en el cual justamente han caído
presas las naciones. Muy sagaz el grandioso anticristo. Termina dividiendo el
Espíritu Santo en dones, confunde a sus
ingenuos seguidores que no desean la sabiduría y la humildad, sino los dones y
la exaltación. Pablo es el “tentador” que les presenta a los cristianos la
trampa mortal para sus almas, pero disfrazada de virtud. No lo están viendo venir, está ahí el engaño y lo han
llamado verdad durante dos mil años.)
Un cuerpo con muchos miembros
12 De hecho, aunque el
cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros, y todos los miembros, no obstante
ser muchos, forman un solo cuerpo. Así sucede con Cristo. 13 Todos fuimos
bautizados por un solo Espíritu para constituir un solo cuerpo —ya seamos
judíos o gentiles, esclavos o libres—, y a todos se nos dio a beber de un mismo
Espíritu. 14 Ahora bien, el cuerpo no consta de un solo miembro sino de muchos.
15 Si el pie dijera: «Como no soy mano, no soy del cuerpo», no por eso dejaría
de ser parte del cuerpo. 16 Y si la oreja dijera: «Como no soy ojo, no soy del
cuerpo», no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera
ojo, ¿qué sería del oído? Si todo el cuerpo fuera oído, ¿qué sería del olfato?
18 En realidad, Dios colocó cada miembro del cuerpo como mejor le pareció. 19
Si todos ellos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? 20 Lo cierto es
que hay muchos miembros, pero el cuerpo es uno solo.
21 El ojo no puede decirle a la mano:
«No te necesito.» Ni puede la cabeza decirles a los pies: «No los necesito.» 22
Al contrario, los miembros del cuerpo que parecen más débiles son
indispensables, 23 y a los que nos parecen menos honrosos los tratamos con
honra especial. Y se les trata con especial modestia a los miembros que nos
parecen menos presentables, 24 mientras que los más presentables no requieren
trato especial. Así Dios ha dispuesto los miembros de nuestro cuerpo, dando
mayor honra a los que menos tenían, 25 a fin de que no haya división en el
cuerpo, sino que sus miembros se preocupen por igual unos por otros. 26 Si uno
de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y si uno de ellos
recibe honor, los demás se alegran con él. (Tremenda
falacia. Somos individuos y como individuos, no como cuerpo, seremos juzgados
por Jesús el día del juicio. Saulo, en estas falacias, hace que los cristianos
crean que son una sociedad ante Dios, no individuos. En este esquema social de
Pablo, se pierde la relación directa individual con el creador. Según Pablo no
somos individuos iguales ante Dios sino diferentes y respondemos los unos por
los otros. Cuando en verdad somos uno en
Cristo, sí, pero solamente si nos negamos a nosotros mismos, si no hacemos
nuestra voluntad sino la de Cristo, somos uno con él, así como Cristo es uno
con el Padre por la sumisión total y absoluta de su voluntad. Somos uno con el
Padre, y somos uno con todos aquellos que se nieguen a sí mismos y hagan la
voluntad del Padre obedeciendo a Cristo. Pero somos todos individuos iguales,
no somos brazos, ojos, pies de un cuerpo del cual no somos partes. Si hacemos
la voluntad de Pablo no somos uno con Cristo, ni con el Padre, ni con los que
se niegan a sí mismos por Jesús. El grandioso artífice del engaño cambia el ser
uno con Dios, por el ser un cuerpo con muchos miembros diferentes y no se dan
cuenta sus extraviados seguidores).
27 Ahora bien, ustedes
son el cuerpo de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo. 28 En la iglesia
Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en
tercer lugar, maestros; luego los que hacen milagros; después los que tienen
dones para sanar enfermos, los que ayudan a otros, los que administran y los
que hablan en diversas lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas?
¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? (Ahora,
con estas frases, el gran artista, ha creado clases, estratos, divisiones, ha enredado,
por dos mil largos años, a sus crédulos
seguidores. La iglesia que sigue estos lineamientos es igual al mundo, con
personas arriba y abajo, con estratos y con jerarquías, lo cual Jesús no
enseñó. Da a entender que los que primero mencionó, apóstoles, como él se ha
autodenominado, son más importantes, que hay rangos, y que por esos rangos, la
autoridad es mayor o menor. Realmente hay una sola jerarquía, la de los doce
apóstoles verdaderos de Jesús, establecida por Jesús, sobre el gran grupo de
seguidores y testigos directos de su ministerio
y de su resurrección. Solo esos
doce tienen una autoridad superior en el cristianismo verdadero, y bajo esos
doce estamos todos los seres humanos en perfecta igualdad de condición. Saulo
no es apóstol verdadero del número de los doce, es un treceavo llamado por sí mismo
apóstol, es un aborto, según el mismo lo dijo, es el falso profeta que
ha extraviado a las naciones, durante dos mil años). 30 ¿Tienen todos dones para sanar
enfermos? ¿Hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos? 31 Ustedes, por
su parte, ambicionen los mejores dones. (Y para finalizar Saulo los pone a desear los dones, lo
cual está muy lejos de negarse a sí mismo, y de ponerse en
el último lugar, lo cual Jesús sí enseñó. Está lejos de que el que quiera ser
el primero que sea el último y el servidor se todos. Es sutil el engaño y gusta
mucho a los humanos que siguen un profeta parecido a ellos, enredado en lo
terrenal, al cual le dan el mismo valor de Jesús, y sus palabras las toman como
palabras de Dios mismo. Esto no está pasando contra la voluntad de Jesús, sino
que es la justicia de Dios en marcha, esto fue avisado por Jesús que sucedería,
como justa paga, a todos los seres humanos que no tomen las palabras de Jesús
de en serio y le unan palabras humanas a
las palabras celestiales. Las naciones han
sido seducidas y extraviadas por un grande, el engaño ha sido como lo
anunciaron, tan fuerte que engañaría si posible fuere a los mismos elegidos.
Las naciones han caído sin saberlo, y es la justa paga de sus obras.)
El amor
Ahora les voy a
mostrar un camino más excelente.